Adolescentes y fertilidad

  • 9 junio, 2018

Conocer los propios ciclos y la fertilidad es un «conocimiento que toda mujer debería de tener» (Evelyn Billings)

Llevo muchos años convencida de la necesidad de que toda mujer debería de conocer su fertilidad, de una manera natural y respetuosa con su cuerpo.

No es por tener o no tener hijos solamente. Eso es importante, pero no es lo único. Hay que conocerse por salud, física y mental, independientemente del uso que se le de después. Y esto abarca todas las situaciones posibles de una mujer en cualquier momento de su vida fértil: adolescente, adulta, casada o no, con relaciones sexuales o no.

Y está claro que lo ideal sería aprender desde el principio, cuando la fertilidad se deja ver con la primera regla o menarquia. Ese primer sangrado no es patológico, es solo el aviso de que el aparato reproductor, dormido desde el nacimiento de la niña, ya está listo para funcionar. Este momento supone un cambio drástico en la vida de la adolescente. A partir de ahora le llevará tiempo pensar qué compresa, tampón o copa usar… ¿lo sabrá utilizar bien? Pero la máxima preocupación será imaginar si todo eso es normal, ¿le pasará lo mismo al resto de chicas?

La joven tiene que saber que sus órganos sexuales necesitan un poco más de tiempo para terminar de madurar y que sus primeras ovulaciones no son aún “perfectas”. Por eso sus primeros ciclos es posible que sean algo irregulares hasta que se estabilizan pasados un año o dos (o más). Es una lástima que cientos de niñas tengan que pasar innecesariamente por la píldora sin saber bien por qué se la toman o de qué les está “curando”.

La píldora no arregla nada, lo único que hace es mantener el aparato reproductor bloqueado, donde las reglas no son reglas, sino que son sangrados provocados artificialmente por la ingesta de unas hormonas sintéticas. Muchas de estas adolescentes continúan con la píldora a lo largo de muchos más años porque además de curarlas de «algo» que ya ni se sabe lo que era, les permite tener relaciones sin hijos. Nadie les ha dicho que eso está dañando su cuerpo y en algunos casos de manera irreversible su fertilidad.

A las madres a las que enseño les aconsejo que si tienen hijas adolescentes vengan a aprender con ellas, o que les enseñen ellas directamente (más información Talleres «Madre-hija»). No es por enseñarles cuándo tener o no tener hijos, eso ya les llegará, sino por conciencia de su propio cuerpo. Una adolescente necesita entenderse, no solo a nivel físico sino también emocional. Es una época de repentino cambio donde puede haber miedo, sorpresa e incertidumbre.

Sabemos que las hormonas sexuales están directamente relacionadas con los estados anímicos, y por eso permitir que una joven conozca los “por qués” es darle una buena dosis de autoestima y de comprensión con ella misma.

Y aunque esté claro que lo ideal sería aprender desde el principio, quizá en muchos casos no haya sido posible. Da igual. Mientras una mujer siga viviendo su etapa fértil, si quiere, siempre será buen momento para aprender (más información aquí). Puede reconoce su fertilidad en una lactancia, con ciclos irregulares, etc., también en la premenopausia.

 

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