La educación sexual de nuestros hijos

  • 23 mayo, 2018

Desde que soy madre cada vez me preocupa más la cultura del placer en la que vivimos, porque no ayuda a los más jóvenes a entender el sentido completo de la sexualidad. Al contrario, malinterpreta el maravilloso abrazo sexual según el placer físico que produzca, sin mostrar las consecuencias de vivirlo así.

Comer da cierto gusto, sobre todo si es un buen plato, pero la finalidad es alimentarnos, no el agrado en sí mismo. De igual manera el placer sexual tampoco es la finalidad de la relación.

Los chicos jóvenes necesitan aprender el sentido y el significado de su sexualidad, que no es más que poder transmitir amor, con placer o no, a otra persona.

La educación sexual de los adolescentes me resulta un trabajo apasionante que empieza desde los cimientos, y como padres tenemos este gran reto en nuestras manos. Este trabajo implica necesariamente mostrar las diferencias psicológicas de hombres y mujeres, el sentido de las emociones, sentimientos y afectos, las distintas etapas madurativas del amor, enseñarles que la atracción no significa amor real, sino una pequeña parte de él, aun inmadura o incompleta. También es necesario explicarles cómo y cuán diferentes son los respectivos aparatos reproductores. Alma y cuerpo están grandiosamente relacionados.

Para las chicas adolescentes concretamente, es un momento perfecto para que aprendan a reconocer los distintos cambios en su cuerpo que se producen de manera cíclica y donde se van intercalando los periodos fértiles e infértiles. Esto no significa enseñarles a tener relaciones sexuales muy pronto. Si los jóvenes quieren acostarse lo más seguro es que utilicen un simple condón.

El sentido que tiene enseñar a las chicas más jóvenes cómo son sus ciclos es darles tranquilidad en la compleja etapa de la adolescencia, transmitiéndoles el asombro y la belleza del cuerpo humano. Afrontar este periodo sabiendo por qué pasan las cosas es fundamental para la autoestima de cualquier chica.

El cuerpo de la adolescente que empieza a tener ciclos desde su primera regla solo requiere de tiempo para estabilizarse y poder madurar. Es bueno que entiendan que las alteraciones hormonales que tanto les afectan a sus estados de ánimo, son pasajeras, y en la mayoría de las ocasiones absolutamente normales.

Más adelante, cuando estas jóvenes quieran formar una familia, podrán utilizar con mucha facilidad un método de planificación familiar natural basado en los signos de su cuerpo y en una sexualidad plena y total, suponiendo en la práctica una gran ventaja.

 

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