Por qué deberías conocer tu fertilidad

  • 26 junio, 2018

Este artículo lo escribí en mujeresteniamosqueser, un blog creado por cuatro mujeres, donde se comparten, para todos, «temas de paternidad/maternidad, cultura, cocina, cine, relaciones de pareja, humor o reflexiones más personales». A finales de curso comencé a colaborar con ellas escribiendo sobre la vida sexual de la pareja, la planificación familiar natural y la fertilidad. Este es mi segundo post, en el que explico las razones por las que toda mujer debería conocer su fertilidad:

A mi hija mayor le llevo insistiendo mucho tiempo para que pruebe el flan casero. Para mí, un descubrimiento. Pero por más que lo intento, la textura blandengue no le convence. A la pequeña, sin embargo, le bastó un segundo para convertirse en adicta. De la misma manera, y salvando las distancias, todas las mujeres, en algún momento de su vida fértil, tienen que recibir la invitación para conocerse. Las habrá reacias y desconfiadas, pero también curiosas y, muchas veces, necesitadas. Sea quien sea quien descubra este apasionante mundo de la fertilidad estará siempre agradecida.

Si la cuestión de la fertilidad no nos afecta o preocupa directamente, nos da igual. Una mujer sin relaciones sexuales o sin intención alguna de tener hijos (al menos en ese momento) no se le ocurre ponerse a contar los días de su ciclo si nadie le insta a ello. ¡Qué más le dará cuándo ovula! Pero también una mujer casada, con o sin hijos, a veces no le da a su fertilidad toda la importancia que debería. Es como el ocupante del asiento de al lado cuando viajamos en bus, nos da igual.

Y quizá ahí está el problema. Tenemos una idea incompleta de lo que es la “fertilidad”. La palabra la asociamos automáticamente a embarazo, cuando no sólo es eso. Es mucho más.

Evelyn Billings decía que la fertilidad “es el conocimiento que toda mujer debería de tener”, independientemente de la etapa reproductiva o de si es soltera, casada o monja, porque el sentido de conocer la fertilidad es la salud, además de todas las demás ventajas que aporta, que son muchas.

Al igual que te sirve para corroborar que estás estupendamente, el seguimiento de los ciclos ayuda a diagnosticar alteraciones o enfermedades con antelación. Cuando nos duele la cabeza buscamos la causa: “Bebo poca agua, va a cambiar el tiempo, he dormido mal…”. Pues de la misma manera, siguiendo el ciclo día a día, somos capaces de darnos cuenta de si algo no va bien. Por ejemplo, si conoces cómo es tu secreción cervical y sus distintas variaciones, cuando aparezca algo fuera de lo habitual, será una señal de alarma. O si resulta que empiezas a seguir tus ciclos y te das cuenta de que eres muy irregular, será el momento perfecto para una revisión ginecológica. Por lo que si conocemos cómo funciona el engranaje femenino, jugaremos con ventaja y, además, estaremos preparadas para afrontar los cambios que necesariamente vendrán a lo largo de nuestra vida fértil.

No solo son importantes los cambios corporales que se suceden, sino también los emocionales. Esas variaciones de humor que casualmente se repiten empiezan a tener sentido cuando hacemos el seguimiento de los ciclos. Nuestro ánimo y predisposición al levantarnos por la mañana están, de alguna manera, relacionados con los cambios hormonales normales. Y estos los tenemos todas las mujeres a lo largo de todos los ciclos menstruales. ¿Alguna vez has tenido la sensación de que los hombres no llegan a entenderte del todo? A mí me pasa constantemente con mi marido, y me basta con fijarme en qué fase estoy para reírme de mí misma. En ocasiones, cuando enseño a las mujeres su fertilidad, les recomiendo que anoten también diariamente sus estados de ánimo. En ciertas fases del ciclo esto puede hacer efecto lentilla, ayudando a enfocar las cosas que nos pasan y darles la importancia que realmente tienen. Conociendo nuestra fertilidad podemos despreocuparnos de muchas de estas cosas, entendiéndonos y sintiéndonos mejor con nosotras mismas y con los demás.

Los cambios hormonales también se pueden aprovechar para mejorar nuestros hábitos. Nos podemos adaptar a los ritmos biológicos convirtiéndolos en una ventaja en vez de en una desventaja. Por ejemplo, organizar el trabajo según el momento del ciclo, para aunar esfuerzos y optimizar tu actividad: ¡es realmente alucinante lo que nos puede llegar a cundir en fase fértil! O cuidar nuestra alimentación sabiendo que a lo largo del ciclo cambia la necesidad de nutrientes. Y como esto, otros muchos ejemplos prácticos, como que una limpieza facial es mejor en la primera mitad del ciclo; o saber que según en qué fase del ciclo tu cuerpo está mejor preparado para fortalecer los músculos o quemar grasa.

Y no hay que olvidar que una de las consecuencias naturales de la fertilidad es la maternidad. Por eso conocerse a nivel físico y emocional, permite poder vivir una planificación familiar sana, sin artilugios, con respeto y conciencia por ambos cuerpos ¡tan diferentes! El hombre y la mujer, con sus complementarios mecanismos, son igual de importantes, pero está claro que son los ciclos de la mujer los que lideran los tiempos de fertilidad de la pareja. Es clave tanto para posponer como para cuando se desea un embarazo. Saber diariamente en qué momento del ciclo se está e identificar la ventana fértil de principio a fin supone para el matrimonio poder decidir en libertad y con responsabilidad. Me sorprende que una mujer se quede embarazada sin saber en qué momento sucedió. Padres con uno, dos, tres, o incluso más hijos… queridos, pero de ninguna manera esperados. Es posible que no les haya importado al principio, pero lo que es cierto y corroboro, es que a cualquiera de ellos le hubiera gustado saber cuándo se quedaron embarazados. La gente quiere entender las razones por las que hace las cosas y ser consciente de las consecuencias que puede tener.

El conocimiento es poder. Entonces eres libre de tomar tus propias decisiones.

 

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