Vitamina D y fertilidad

  • 4 julio, 2019

La vitamina D es un micronutriente que puede obtenerse de dos maneras: a través de la ingesta de alimentos que la contengan como la leche, el aceite de hígado de pescado como el atún, el salmón y las sardinas, el huevo, y la margarina enriquecida; y mediante la exposición de la piel a los rayos ultravioleta del sol (y artificiales). Aunque la vitamina D es una vitamina liposoluble, no se puede almacenar mucha en el organismo. Ésta es necesaria para absorber el calcio y fósforo para la formación normal de huesos y dientes.

La vitamina D ejerce un papel importante en el sistema inmunológico, con acciones antiinflamatorias e inmunomoduladoras, en el páncreas, el corazón, y sistema cardiovascular, cerebro y sistema reproductor. Y dada su influencia en el sistema inmune y reproductivo, tiene gran importancia en las mujeres que buscan un embarazo, y para que éste finalmente llegue a término.

En las mujeres existen receptores de esta vitamina en el ovario, el útero y la placenta, por lo que la vitamina D resulta esencial para el buen desarrollo y funcionamiento de los mismos. También, un nivel óptimo de vitamina D beneficia el buen desarrollo del núcleo de los espermatozoides, incrementa el recuento de los mismos y mejora la calidad del semen, además de incrementar los niveles de testosterona (hormona sexual masculina).

Estudios han encontrado relación entre los niveles de vitamina D y factores implicados en la infertilidad femenina como y la endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico y niveles de estrógenos y progesterona, responsables de regular el ciclo menstrual.

La carencia de vitamina D puede aumentar el riesgo de complicaciones en el embarazo, como la preeclampsia (complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta) y la diabetes gestacional, y se relaciona con el aumento de abortos en las primeras semanas de embarazo. Las mujeres que no tienen carencia de vitamina D presentan unas mejores condiciones del endometrio para la implantación del embrión en el útero materno.

Su deficiencia produce debilidad muscular y tensión, reblandecimiento de los huesos (osteomalacia) y riesgo de fracturas y en los niños provoca la deformación del esqueleto (raquitismo).

Los complementos de vitaminas y minerales no sustituyen los buenos hábitos alimentarios, y la mayoría de las personas cubrirán los requerimientos nutricionales establecidos, sin embargo, algunas personas sí los necesitan.

Como su carencia puede estar debida a una dieta no equilibrada junto con una inadecuada exposición solar, y teniendo en cuenta sus potenciales beneficios en la fertilidad, es recomendable suplementos de vitamina D en mujeres que buscan embarazo y también durante la gestación y la lactancia.

Los complementos de vitamina D son recomendables también para los ancianos, especialmente para los que no salen de casa, ya que su alimentación normal puede no cubrir los requerimientos de vitamina D del organismo. Al igual que en los vegetarianos, ya que al excluir todo alimento de origen animal de su dieta, pueden necesitar ingerir alimentos enriquecidos o tomar complementos que incluyan esta vitamina.

 

Susana Choya Lobo

Nutricionista y Técnico Superior de Nutrición Materno-Infantil

Colaboradora de Letyourselves

 

 

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