En el deseo sexual de las personas existen muchas variaciones. Si estás preocupado por tener un bajo deseo sexual, deberías reducir el estrés, realizar un poco de ejercicio y asegurarte de llevar una dieta equilibrada, que contenga todas las vitaminas, minerales y nutrientes necesarios.
La eliminación de las grasas de algunas dietas conduce a descensos extremos de los niveles de testosterona. La ausencia absoluta de proteínas conduce a la tristeza, depresión, bajada de endorfinas y serotonina y a la pérdida no regulada de estrógenos y testosterona, las hormonas que inciden en la sexualidad.
La actividad sexual está regulada por las hormonas sexuales (estrógenos, progesterona y testosterona). Éstas se sintetizan en el organismo mediante la alimentación. Cuando su concentración no es la adecuada, provoca que haya menos interés por mantener relaciones.
Algunos nutrientes pueden ser de vital importancia: el zinc es necesario para la producción de espermatozoides y para el desarrollo de los órganos reproductores. Su falta puede causar infertilidad e impotencia. Este mineral se encuentra en hígado, carne roja, frutos secos, mariscos y en igualdad de peso, las ostras contienen más zinc que cualquier otro alimento; quizá de ahí su reputación popular como afrodisíaco. El cangrejo, las vísceras y las pepitas de calabaza, pequeñas semillas de las fresas o frambuesas son fuentes ricas de zinc, por lo que ayudan a aumentar la líbido. Su deficiencia es rara, pero se presenta en quienes sufren de problemas alimentarios. Los síntomas son: aumento del tiempo de cicatrización de heridas, retraso del crecimiento y retraso del desarrollo sexual.
La sandía posee propiedades afrodisíacas debido a que produce un efecto de relajación en los vasos sanguíneos de un modo similar a como lo hacen sustancias sintéticas como la viagra.
La ingesta de la raíz de ginseng conlleva una mejora en la calidad de la erección, cambios hormonales, aumento en el flujo sanguíneo y la relajación del músculo liso cavernoso.
La falta de deseo sexual puede estar asociada a estados anímicos más bajos y a una notable disminución de la energía. En estos casos, la maca puede ayudar a mejorar la vitalidad y el deseo.
El azafrán tiene capacidad para incrementar el apetito sexual y mejorar la disfunción eréctil.
El cacao del chocolate aumenta el flujo sanguíneo a nivel de los órganos sexuales y estimula el sistema nervioso, mejorando la líbido, y aumenta niveles de resistencia y energía.
Tanto el alcohol y como la nicotina en exceso suprimen el deseo sexual. El lúpulo de la cerveza también puede contribuir a la disminución de la líbido en las personas que beben cerveza excesivamente. El exceso de alcohol en el organismo puede causar problemas de erección o dificultades para llegar al orgasmo.
El regaliz contiene fitoestrógenos que afectan a los niveles de testosterona y debilitan el deseo sexual.
El consumo excesivo de brotes de soja puede provocar bajos niveles de testosterona en los hombres lo que provoca una disminución en los espermatozoides, y por tanto una disminución de la líbido.
La cafeína también puede disminuir el deseo sexual, aunque su efecto depende del individuo. Los niveles elevados de colesterol, la hipertensión arterial y algunos medicamentos también pueden reducir el deseo sexual.
No hay pruebas científicas de que los afrodisíacos aumenten la potencia sexual. Muchas personas creen que una comida con huevos, brócoli y germen de trigo, todos ricos en vitamina E, ayudan a mantener la potencia sexual, pero esto no ha sido demostrado científicamente. En el aguacate la vitamina E se encuentra en cantidades considerables, y fomenta la producción de estrógenos.
Susana Choya Lobo
Nutricionista y Técnico Superior de Nutrición Materno-Infantil
Colaboradora de Letyourselves
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