Tu familia, tu mayor empresa

  • 1 mayo, 2018

Ser padres tiene cosas muy buenas y cosas que de primeras no lo son tanto. El embarazo para muchas mujeres está sobre valorado, a otras les parece la mejor experiencia del mundo. Tener hijos no se queda en la cunita, el capazo, o los cientos de pañales. Significa dar vida a una nueva persona en este mundo, que crecerá y será adulta e independiente, y mientras sea pequeña dependiente de sus padres. La experiencia de la maternidad y paternidad en general no suele ser como idealmente esperamos, y sin embargo siempre es algo positivo, o al menos así lo creemos nosotros. (Leer aquí sobre «Tu tiempo»)

En este breve artículo trato de expresar brevemente lo que me ha supuesto la maternidad en el terreno laboral:

«Mi marido y yo tenemos cinco hijos. Todos ellos se llevan un año y pocos meses; la mayor tiene seis años y el pequeño uno. Esto supone que la probabilidad de que las cosas salgan como uno espera sean bajísimas. Como las grandes empresas, la familia no es algo que se construya de un día para otro. Las empresas deben adaptarse a las nuevas situaciones que el mercado exige, tanto en lo económico como en el tiempo invertido. Y nadie duda del sacrificio que suponen ambas cosas. Pero no es ni terrible ni imposible como puede parecer. Es únicamente una etapa más de la vida profesional, y que al igual pasa en la vida familiar.

A pesar de las facilidades que algunas empresas dan, como el horario flexible, intensivo o reducido, en general no es posible compaginar como nos gustaría. Es difícil, por no decir imposible, que los dos padres tengan un trabajo de jornada completa fuera de casa y que ese mismo tiempo lo dediquen a sus hijos.

Estando embarazada de mi segundo hijo, y cuando más posibilidades tenía de crecer profesionalmente, decidí abandonar el trabajo que ocupaba, para poder dedicarme a mis hijos. A pesar de que la elección fue libre y en consenso (cosa importante), ésta me supuso durante un tiempo sentirme un cero a la izquierda en el terreno laboral. Sin embargo, desde ese momento hasta hoy, me he dado cuenta de que la maternidad tiene un plus añadido (y muchos otros que aquí no cuento ;), y es que te permite descubrir trabajos desconocidos y habilidades que no sabías que tenías. En mi caso, ha supuesto poder desarrollar mi propia empresa de una forma compatible con mi familia, lo que agradezco enormemente.

Muchas mujeres preparadas para trabajar fuera de casa, eligen renunciar a su desarrollo profesional para cuidar a sus hijos pequeños. Esta decisión, que socialmente puede considerarse errónea, para mí no es más que la propia naturaleza: somos las que llevamos al niño nueve meses en nuestro cuerpo, somos las que le damos de comer sus primeros días…y esos lazos no son fáciles de romper. Una mujer puede perfectamente realizarse en su casa con sus hijos, ya que al fin y al cabo la familia es la mayor empresa de la que somos responsables. Las elecciones de cada familia no son ni mejores ni peores, ya que cada una tiene su situación concreta que los demás desconocemos, y las decisiones se van tomando según lo que convenga en cada etapa de la vida familiar».

 

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