¿Se puede elegir el sexo del bebé de forma natural?

  • 13 septiembre, 2019

Algunas aclaraciones previas:

  1. Él óvulo y el espermatozoide son dos células cuyo único destino es fusionarse para formar una nueva vida. Si no se llegan a encontrar, se mueren. El óvulo es la célula germinal femenina, con la mitad de cromosomas de una célula normal. Esta mitad de carga genética es femenina (X) siempre. Los espermatozoides, células germinales masculinas, llevan la otra mitad de carga genética, y pueden llevar el cromosoma X o el Y, por lo que son las responsables del sexo del nuevo individuo. Cuando un espermatozoide con carga X fecunda al óvulo X, será una niña (XX), y cuando es de la carga Y, será un niño (XY).
  2. La fase fértil de la mujer es variable en número de días, si bien la media general está en 6-8 días aproximadamente. Esto significa, y es importante saber, que hay días previos a la ovulación donde, gracias a la actividad estrogénica, se empiezan a producir en las criptas cervicales unas secreciones en las que los espermatozoides pueden sobrevivir hasta el momento de la ovulación, donde se produce una secreción específica que abre la vía para que puedan ascender hacia las trompas y encontrarse con el óvulo en el tercio distal, llegándose a producir la fecundación de éste. El óvulo sobrevive unas 24 horas. Si en ese tiempo no llega ningún espermatozoide se muere y es reabsorbido (no se expulsa con la menstruación como a veces se piensa) (link Cuánto tiempo sobrevive un espermatozoide)

 

A muchas parejas les gustaría acertar en el sexo de su bebé. Durante años muchos científicos han lanzado hipótesis y estudios sobre los diversos factores que parece que pueden intervenir en la probabilidad mayor o menor de uno u otro sexo. Por ejemplo, en 1976, el doctor B. Seguy, en su libro “Garcon ou fille a votre choix” (Niño o niña a su elección), describió que existen factores masculinos, femeninos, alimenticios y una posible actividad inmunológica que afectan a esa probabilidad. Si bien queda mucho trabajo en este ámbito, ya que los estudios a día de hoy no son concluyentes, resulta interesante mencionar los factores en los que se basan.

 

Por un lado, el factor masculino ha sido largamente considerado por muchos científicos, al ser, como dije al principio, la carga genética del espermatozoide que fecunda lo que determina el sexo del bebé.

En los años 60 el doctor Landrum Shettles, biólogo americano, desarrolló una hipótesis sobre esto, incluso creó el Método Shettles, basado en que el tiempo que dista el momento de la relación sexual y el momento de la fecundación puede estar muy relacionado con la probabilidad mayor de uno u otro sexo:

  • El espermatozoide con carga X (el que dará lugar a una niña) es más grande y más resistente, pero se mueve más despacio.
  • El espermatozoide con carga Y (el que dará lugar a un niño) es más pequeño y débil, pero se mueve con más rapidez.

De esta manera, teniendo en cuenta al mismo tiempo el factor femenino del momento de la ovulación:

  • Si la relación sexual tiene lugar en días previos a la ovulación, al menos 3 días antes, sobreviven mejor y más tiempo los espermatozoides X, y los que llevan la carga masculina Y mueren antes. En este caso será más probable tener una niña.
  • Si la relación sexual tiene lugar en el día de antes de la ovulación, en el mismo día o al siguiente, se favorece el ascenso a las trompas de los espermatozoides con carga Y. Éstos, además, viven mejor en un medio muy alcalino, como lo es la secreción cervical de alrededor del día de la ovulación. En este caso será más probable tener un niño. (Ojo, la secreción cervical de la fase fértil es siempre alcalina o básica, sólo así pueden sobrevivir los espermatozoides en el cuello del útero. Si bien se ha visto que cuanto más nos acercamos al momento de la ovulación, esa secreción es más básica todavía).

A pesar de dar a esta hipótesis un 70-90% de éxito a la hora de elegir el sexo, otros científicos posteriores lo han puesto en duda. Como por ejemplo muestra un estudio publicado en un artículo en el New England Journal of Medicine. En éste se decía, entre otras cosas, que “el sexo del bebé no está relacionado con el momento de la relación sexual en relación con la ovulación”. Hay que tener en cuenta que en el estudio se trataba de saber también cuándo había más probabilidades de tener embarazo, afirmando que el número real de días fértiles en el ciclo menstrual de una mujer es incierto. Y, sin embargo, hoy en día podemos saber gracias a los indicadores de fertilidad, cuándo empieza a haber posibilidad de embarazo tras una relación de días antes de la ovulación, de manera que cualquier mujer puede determinar la duración de su ventana fértil (esto lógicamente requiere un aprendizaje inicial y una correcta aplicación de un Método Natural).

Siguiendo con este tema, me parece muy interesante sacar a la luz un estudio realizado en el año 2011 en Nigeria sobre la preselección del sexo utilizando el conocimiento de los ciclos de la mujer, sus fases fértiles e infértiles, con el Método de la Ovulación Billings. El objetivo de este estudio era probar la hipótesis de que el sexo se puede preseleccionar con alta probabilidad según el momento del coito y la distancia de éste al día Pico del Método Billings (día más probable de la ovulación). Se tomaron 99 matrimonios, teniendo en cuenta que las relaciones del día pico y día postpico darían lugar más probablemente a un varón, y las relaciones en días prepico (al menos 2-3 días antes de la ovulación para mujeres.

94 de los matrimonios tuvieron el hijo del sexo esperado, lo que indica un 94,9% de éxito. Este estudio indica que cuando la mujer conoce bien su ciclo y sabe determinar su ventana de fertilidad, el sexo del hijo puede ser precedido con un alto grado de éxito.

Debemos tener en cuenta que, aunque la probabilidad de uno u otro sexo parezca ser mayor según esa distancia coito–fecundación, no podemos esperar nunca un 100% de eficacia, ya que, por ejemplo, se han encontrado casos de niños concebidos hasta cinco días antes de la ovulación y niñas concebidas después de la ovulación. Pero los datos mostrados nos orientan bastante para poder aumentar la probabilidad.

 

El último factor, largamente descrito es el factor alimenticio. Hay estudios que muestran que el tipo de alimentación de la madre puede influir en el sexo del bebé.

Esta creencia se estudió en los años 70 con humanos después de que en los años 40 se sospechara de este factor observando a los animales. Numerosos científicos, entre ellos B. Seguy que nombro al principio, estudiaron la influencia de los minerales de la dieta de la madre y el sexo del bebé.

La pauta seguida para favorecer niño o niña que describe, en general, es la siguiente, siendo conveniente que la madre siga un régimen estricto durante 6 semanas, por lo menos, antes de la fecundación:

Para los varones:

  • Salar al máximo las comidas
  • Alimentos recomendados: carnes y pescados, judías blancas, lentejas, patatas, espinacas, champiñones, plátanos, dátiles, melocotones, albaricoques, ciruelas, cerezas. En general, una dieta rica en Potasio.
  • Alimentos no recomendados: todas las aguas minerales, legumbres verdes y ensaladas, huevos y lácteos, almendras y nueces.

Para las niñas:

  • Un régimen sin sal
  • Alimentos recomendados: huevos, leche y derivados (excepto los quesos salados), quesos blancos, yogur natural, carnes a la plancha, legumbres verdes, ensaladas, zanahorias, tomates, arroz, almendras, nueces, manzanas, peras, fresas, mandarinas. En general, una dieta rica en Calcio.
  • Alimentos no recomendados: pan, marisco, conservas, charcutería, chocolate, café, té, jugos de frutas, aguas minerales, bebidas gaseosas, judías blancas, lentejas, espinacas, champiñones, plátanos, dátiles, melocotones, albaricoques, ciruelas, cerezas.

 

Por otro lado, Adriana Baretta, bioquímica argentina, concluye también, tras décadas de estudio que las secreciones femeninas son un filtro natural para los espermatozoides, y que existen en esas secreciones contenidos en ciertos minerales (sodio, potasio, calcio y magnesio) de la dieta femenina a través de los cuales influye el sexo del bebé.

Baretta se basa no tanto en la distancia coito – fecundación, sino en la mayor alcalinidad de la secreción cervical según la dieta de la mujer.

El Método Baretta se basa en el equilibrio entre dichos minerales que puede modificar el patrón mucoso de la mujer. De manera que, cuando existe un hábito alimentario constante, muchas mujeres favorecen a un mismo espermatozoide, teniendo escasa posibilidad de concebir el sexo contrario, a no ser que modifiquen su dieta.

En dicho método la dieta se calcula matemáticamente, para poder cumplir el coeficiente de minerales para uno u otro sexo. Insisten en que su efectividad se basa en que todas las dietas realizadas deben ser muy personales para cada mujer, evitando dietas estándar como la que describí antes según Seguy, porque se debe partir del cálculo del coeficiente histórico, es decir, los alimentos que consumía dicha mujer, su tipo de dieta anterior, y a partir de ahí se realizan las modificaciones. Se suprimen, minimizan o descartan algunos alimentos y se aumentan o agregan otros, siempre teniendo en cuenta los gustos y referencias personales. En definitiva, resulta ser un trabajo muy laborioso y artesanal, que da muy buenos frutos. Llevan trabajando años con pacientes de más de 10 países, teniendo en cuenta que los alimentos son muy diferentes según el país de la mujer. Por ejemplo, no es lo mismo el tipo de dieta de México, España o Brasil.

Dado que el moco cervical hace de filtro a los espermatozoides y éstos deben pasar a través del cuello del útero, si se modifica mediante la dieta tanto la parte morfológica como la química de las secreciones, se está usando ese filtro natural según la conveniencia, impidiendo el paso de uno de los tipos de espermatozoides, y favoreciendo el paso del otro.

El porcentaje de éxito práctico de este método es muy alto, rodeando el 90% en la preselección del sexo del bebé. Nunca es un 100%, ya que pueden influir condiciones como el estado de salud físico y psíquico, toma de medicamentos, el seguimiento exacto para seguir las indicaciones de coito-abstinencia según el sexo deseado, la realización estricta de la dieta, etc.

 

En mi caso, y os cuento algo personal, he hecho el cálculo con mis hijos, teniendo en cuenta solamente la distancia coito-fecundación, utilizando el Método de la Ovulación Billings, y el porcentaje de acierto supera el 90%. Si bien es cierto que desconozco si el tipo de dieta ha tenido algo que ver o no. Me resulta un campo de investigación apasionante y me encantará que dejéis en comentarios con vuestra experiencia en este tema.

 

 

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