«Si me lavo nada más terminar el coito, ¿elimino a todos los espermatozoides que haya en mi cuerpo?», «¿Si levanto las piernas nada más terminar ayudo a que haya embarazo?». Éstas y muchas otras preguntas nos pueden venir a la cabeza cuando hay una relación sexual. Sin embargo, sea porque se desea evitar un embarazo o sea porque se desee conseguirlo, la postura durante y después del coito no es relevante ni condiciona las probabilidades de gestación.
Lo que es clave para que los espermatozoides entren y vayan hacia las trompas, es que el cuello del útero esté abierto y produzca secreción fértil. En condiciones normales, en la fase fértil, el cuello del útero segrega una secreción específica que mantiene vivos a los espermatozoides, pudiendo sobrevivir éstos entre 3 y 5 días (a veces 7) en las criptas cervicales los días previos a la ovulación, y en días de máxima fertilidad (cuando la ovulación tiene lugar) pueden tardar entre 5 y 20 minutos en llegar a la trompa.
Si se desea embarazo da igual que la mujer levante las piernas o no se lave después de la relación, y si se desea evitar lo mismo, da igual que ella se lave a conciencia que eso no va a impedir ni reducir las posibilidades de quedarse embarazada. Lo que la mujer tiene que aprender es a reconocer su ventana fértil en todos sus ciclos, reconociendo su patrón mucoso o de moco cervical.
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