¿Cómo reconocer los tipos de sangrados?

  • 16 septiembre, 2019

Una mujer en edad fértil, y sobre todo cuando tiene ciclos normales, presupone que todos los sangrados que tiene son menstruaciones. Ahora bien, no siempre los sangrados son reglas, y saber reconocer esto es importante para el seguimiento de los ciclos, la ‘gestión’ de la fertilidad y la planificación familiar.

Es básico que una mujer sepa cuáles son las fases del ciclo. La explicación más sencilla y que cualquiera entiende es que el ciclo se divide en fase preovulatoria (desde la menstración hasta la ovulación) y en fase postovulatoria (desde que se ha ovulado hasta el día anterior a la siguiente menstruación). En este post «¿Tienes todas las fases del ciclo?» que escribí anteriormente está más explicado. La fase preovulatoria tiene una duración variable, y la fase postovulatoria es una fase fija (11-16 días).

Teniendo claro lo anterior, la mujer debe saber también cuáles son los tipos de sangrados fisiológicos que puede haber, para aprender a reconocerlos sin miedo o incertidumbre cuando le pase:

 

  • Sangrado de menstruación o regla.

La menstruación es la descamación del endometrio tras 11-16 días de la ovulación. Es un endometrio muy engrosado y vascularizado gracias a la acción de la progesterona durante la fase postovulatoria que lo prepara para una posible anidación del embrión. Pasada una semana de la ovulación, si no ha hubo fecundación e implantación, el cuerpo lúteo que mantiene ese endometrio con la progesterona (también con estrógenos), se empieza a desintegrar. Esto se traduce en una deprivación hormonal de estrógenos y progesterona que hace que se desprenda el endometrio, ya no se mantiene y sale al exterior. Si aparece el sangrado tras 11 ó 16 (a veces excepcionalmente menos días) de haber confirmado la ovulación, ese sangrado se llama regla o menstruación y da comienzo a un ciclo nuevo.

 

  • Sangrado por elevación de estrógenos

La fase fértil se caracteriza por una subida progresiva de estrógenos que hacen que el cuello y la secreción cervical se modifiquen progresivamente hasta la ovulación.

Cuando tiene lugar una subida mantenida de estrógenos debido a una estimulación constante de los folículos en la fase preovulatoria, es posible que esto provoque una pequeña descamación del endometrio, que la mujer percibe como moco rosáceo o marrón, o incluso sangre limpia, que se mantiene hasta que los estrógenos suben lo suficiente para que haya ovulación. Al aumentar los estrógenos, el sangrado cede. Esto sucede, por ejemplo, en mujeres que perciben un manchado en los días anteriores a la ovulación. Es un sangrado fisiológico que no debe preocupar. En caso de que la ovulación no se confirme, a pesar de tener este sangrado, hay que considerar que seguimos en fase preovulatoria y esperar a una ovulación.

 

  • Sangrado por bajada o deprivación de estrógenos

En la fase preovulatoria, puede suceder que la FSH (hormona hipofisaria que estimula el crecimiento de los folículos) se mantenga en un nivel bajo, llamado umbral, que provoca que los folículos crezcan pero luego retrocedan. La mujer percibe esto como «parches de moco», es decir, ve un cambio en su patrón mucoso pero que no evoluciona a día Pico (día que se marca como día más probable de ovulación según una evolución evidente de moco y sensación). Los folículos en crecimiento producen estrógenos (los responsables de los cambios en el cuello y en la secreción cervical), pero si estos folículos frenan su crecimiento y degeneran sin que ninguno haya llegado a ovular, se produce una disminución de estrógenos o deprivación hormonal, apareciendo un sangrado anovulatorio, que no se le puede llamar menstruación. De hecho, este sangrado no marca el inicio de un nuevo ciclo, sino que la mujer debe de considerar que está todavía en fase preovulatoria hasta que no ovule.

 

  • Sangrado de implantación

Este sangrado puede ser la primera sospecha de embarazo. Si hubo fecundación del óvulo, el embrión formado se adhiere a la pared interna del útero (endometrio) tras 7-10 días aproximadamente desde que se formó, para seguir ahí su crecimiento.
Este proceso es llamado implantación, y puede provocar un sangrado fisiológico al romperse algún capilar.  La mujer lo percibe como un manchado leve, de color rosado u oscuro, a veces acompañado de moco, y que puede durar entre 1 a 3 días. Es absolutamente normal.

Hay que tener en cuenta dos cosas. La primera, que no todas las mujeres lo tienen, y una misma mujer puede tenerlo o no en sus distintos embarazos. Y la segunda, que no hay que confundirlo con una amenaza de aborto o una menstruación.
Si normalmente no hay spotting en la fase lútea, y si sobretodo, hubo relaciones sexuales en la fase fértil, ese sangrado puede ser una señal de embarazo. Sólo habría que confirmar esperando la llegada o no de la menstruación, que en condiciones normales tiene lugar después de 11 a 16 días de la ovulación, una visita al ginecólogo o un simple test de embarazo después de la primera falta.

 

Podríamos resumir, tras lo hablado, que reconocer un tipo u otro de sangrado es posible siempre que se confirme o no la ovulación. El autoconocimiento de la mujer de su propio cuerpo le va a ayudar a interpretar cualquier variación que tenga lugar en sus ciclos y por lo tanto al éxito de la planificación familiar con un Método Natural.

 

 

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